Sobre el verbo "aperturar" he escrito y hablado mucho. Sin embargo,
numerosas personas me consultan al respecto, generalmente con la
convicción de que les he de responder condenando dicho verbo.
Alexis Márquez Rodríguez |
Lo primero que debo decir es que a mí el verbo "aperturar" no me gusta, además de que es innecesario.
Por eso no lo uso, ni nunca lo usaré. Pero una cosa es que a uno no
le guste una palabra o un giro idiomático, y otra es que estos sean
"incorrectos", palabra esta que tampoco me gusta, sobre todo cuando se
aplica a cuestiones de la lengua.
"Aperturar" es un infinitivo derivado del sustantivo "apertura".
Este, a su vez, deriva de su equivalente latino "apertura", proveniente
del verbo "aperire". "Apertura" entra del Latín al Castellano, como una
expresión culta, hacia 1800.
Mucho antes, desde el siglo XIII, se usaba sólo "abertura", que
significa lo mismo, por lo que el cultismo "apertura" en cierto modo
entró al Castellano como un intruso, que pretendía desplazar al castizo
"abertura".
Afortunadamente ambos lograron coexistir, y el uso estableció entre
ellos, aun siendo sinónimos, una cierta diferencia semántica. La
intuición nos dice cuándo utilizar uno u otro.
¿Quién y porqué importó del Latín ese "apertura", que originalmente debió de parecer impertinente? Difícil saberlo.
"Aperturar" es un derivado perfecto y natural de "apertura", formado
con estricto apego a las normas de derivación de nuestro idioma. Es,
pues, una derivación legítima. Entonces, ¿por qué condenarlo?
¿Simplemente porque no nos guste? En materia de lenguaje las cosas no
son tan simples. En el Diccionario panhispánico de dudas se dice de
"aperturar" que "Su uso no está justificado y debe evitarse", lo cual es
enteramente válido.
Sin embargo, su uso, a partir de la jerga bancaria, donde se comenzó a
emplear, se ha ido extendiendo en forma arrolladora, y va a ser muy
difícil, si no imposible, desarraigarlo.
Sobre todo porque es uno de esos fenómenos lingüísticos –errores,
rarezas, alteraciones del habla, incumplimiento de normas...– más
propios de gente culta, de alto nivel escolar, que de gente inculta o
ignorante, lo cual los hace prestigiosos e imitables.
Hay que tomar en cuenta también que "apertura" es un sustantivo
irregular, pues lo regular y lógico hubiese sido que de "abrir" derivase
"abrida" (como "partida" deriva de "partir", el verbo paradigmático de
la tercera conjugación), o quizás "abridura", lo cual hubiese hecho
prácticamente imposible la formación del infinitivo "aperturar".
Pero al no haber sido así, la existencia del sustantivo "apertura"
hacía de hecho inevitable y natural que se formase ese "aperturar" que a
tanta gente mortifica.
En todo caso, ante hechos como ese, muestras del extraordinario
dinamismo de la lengua, queda el recurso arriba mencionado: no usar
aquellas palabras y demás expresiones que no nos gusten. En Castellano
siempre hay muchas formas válidas de decir lo mismo.
Alexis Márquez Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario