El verbo es la palabra que expresa la existencia, estado, acción o
pasión de algún ser, señalando casi siempre a la par tiempo y persona.
En lo que respecta a su uso en la redacción, es conveniente recordar dos
de los tropiezos más comunes que se pueden encontrar: verbos
irregulares y verbos fáciles.
1. Los verbos irregulares
Se llaman así porque no siguen el paradigma de los verbos regulares en
sus tres conjugciones: en ar (amar), er (correr) ir (dormir).
Se
clasifican en defectivos, unipersonales e impersonales o Los verbos defectivos. Son los que carecen de algún tiempo o persona;
atañer, aguerrir, aterirse. Los principales son abolir que sólo se
emplea en las voces cuya desinencia lleva “i”. Ej. Abolimos, abolía,
abolió, etc. En el mismo caso están: aguerrir, aterirse, despavorir,
empedernir, trasgredir.
El verbo balbucir sólo se emplea en la voces en
que la “c” precede a la “i” o a la “e”: balbuces, balbucimos, balbucirá,
etc. Soler casi no se emplea sino en el presente: suele y pretérito
imperfecto (copretérito): solía o Los verbos impersonales.
Según la Real Academia, se llaman así los
verbos usados en construcción impersonal que, siendo su índole
transitivos o intransitivos, se usan algunas veces sin expresar el
agente. Ellos admiten dos formas:
1) La tercera persona del plural de
todos los tiempos. Ej.: “Anuncian lluvia”; “Dijeron que vendría”. Como
se puede observar, no tienen sujeto gramatical aunque se les podría dar
uno más o menos vago.
2) La tercera persona del singular precedida del
pronombre se. Ej. “Se anuncia lluvia”; “Se dijo que vendrían”. Son
unipersonales (una sola persona). Sólo se usan en la tercera persona del
singular de todas las personas y todos los tiempos, no tiene sujeto
expreso.
Se dividen en
- Unipersonales propios los verbos que indican fenómenos de la naturaleza, como amanecer, llover, nevar, granizar, tronar, relampaguear, escarchar, helar, etc. Sujeto implícito de estos verbos podría ser Dios, el cielo, la naturaleza, el día, etc.; pero no son sujetos gramaticales. Algunos de estos verbos se emplean, a veces, metafóricamente, en las tres personas. De tal suerte, que se podrá decir: “Amanecí en el campo”; “Anocheciste bueno”; “Alborearán tiempos de gloria”; “Si no nos escuchan, relampaguearemos y tronaremos”.
- Unipersonales impropios ciertos verbos que, aunque se usan ordinariamente en todas las personas, a veces en determinada significación, sólo se emplean en las terceras personas del singular. Los principales son los siguientes: Ser: en expresiones como “Es tarde”, “Era de noche”, “Fue de mañana”. Estar: “Está nublado”, “Estaba sereno”, “¡Qué oscuro estuvo!”. Haber: “¿Hay novedades?”, “Hubo elecciones”, “Habrá tres meses”, “Con tal que no haya abusos”. Hacer: es unipersonal en los ejemplos: “hace frío”, “hizo calor”.
2. Los verbos “fáciles”
Existen algunos verbos, de amplia significación, considerados “fáciles”
porque su uso y abuso es muy común (Saad, A. M. 1982). Con mucha
frecuencia, se encuentran: “tener”, “poner”, “decir” y “ver” cuyo uso
generalizado tiende a ser erróneo porque, en muchos casos, no fijamos
nuestra atención; si lo hiciéramos comprenderíamos lo agradable que
resulta seleccionar un verbo expresivo y manifiesto que precise mejor la
idea.
Por ejemplo, si en vez de escribir: “En el mástil hay (se
encuentra) una bandera”, escribiéramos: “En el mástil ondea una
bandera”, expresaríamos mejor la idea, pues no sólo diríamos que en el
mástil está una bandera, sino que, además, precisaríamos que es movida
por el aire. En este caso y en otros, se recomienda el uso de verbos más
precisos y expresivos, siempre que la sustitución no resulte rebuscada o
pedante.
El verbo “hacer” es otro de los verbos tan amplios como faltos de
contenido que, por influencia francesa e inglesa, se va infiltrando
confusión peligrosa, tanto en el habla como en la escritura. Siempre que
hagamos referencia a una acción manual, manipulación o artesanía, el
empleo del verbo hacer es correcto; por ejemplo: “hacer una mesa”,
“hacer pan”, “hacer dulces” etc. De ahí que, por lo que tiene de manual
una estatua, podemos decir “el escultor hace un estatua”, pero, si os
fijamos que se trata de un artista y si emplea las manos, en realidad
trabaja con la inspiración y su genio, lo correcto, por tanto, es
“esculpe o moldea una estatua”.
Con respecto al verbo “poner” también debe tomarse en cuenta que sólo
puede reemplazarse por otros que den más precisión a la oración: “Mi
nieto puso las apalabras significativas en un cuaderno”, debería usarse
otro con mayor significación: “escribió las palabras”. Muchas veces
ciertas expresiones con el verbo “poner” seguido de una preposición y un
sustantivo pueden sustituirse por un verbo transitivo. Ejemplo:”mi
padre puso en orden sus pensamientos”, quedaría mucho mejor de la
siguiente manera: “Mi padre ordenó sus pensamientos”. Con este verbo se
recomienda cautela, pues no conviene abusar de la sustitución, ya que
muchas veces, al introducir otro verbo, los cambios no son sinónimos de
lo que se desea expresar.
Los verbos “decir” y “ver” pueden ser sustituidos por otros más
precisos. Quien al escribir no lo hace con la debida atención, abusa de
estos verbos que, por fáciles, son utilizados con muchísima frecuencia.
Así, por ejemplo, en vez de escribir: “dice un poema”, estará mejor:
“recita o declama un poema”; en vez de “vea usted lo sucedido”, queda
mejor: “analice usted lo sucedido”.
En definitiva, conviene fijar la atención en forma permanente para no
caer en la trampa de lo vago e impreciso que ciertas palabras, como los
verbos señalados, tienden a los escritores quienes, además de escribir
con precipitación, no revisan cuidadosamente sus escritos. Si se escribe
con elegancia, pureza y precisión, se mantendrá la atención del lector.
Fuente: Carrera, L. et alii (2006). Técnicas de Redacción e Investigación Documental. Caracas: Panapo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario